Cuando me dicen que es normal sentir culpa de salir a
trabajar y dejar a tu hijo en manos ajenas, yo respondo con toda franqueza: yo
no siento culpa.
Y es cierto, no es culpa lo que me provoca tener que romper
esta fusión simbiótica y cómplice que tenemos, no es culpa lo que me provoca
tener que ver a mi hijo llorando con tanto sentimiento que suspira por horas
después de haber quedado al cuidado de otra persona, no es culpa lo que me
provoca llorar casi a diario pensando en que tarde o temprano en el corto plazo
voy a tener que volver a trabajar para rendirle al sistema.
No, no es culpa… es rabia
Rabia de oír como las instituciones, la sociedad y las
mismas personas cercanas me dicen que es normal dejar a tu guagua a cargo de
otros para que tu puedas salir a trabajar. Que hay que desligarse, que a los 6
meses ya es suficiente de maternar, que es anormal querer estar pegaditos todo
el tiempo. Sinceramente no sé si lo mío es patológico , pero emocional y
físicamente duele.
Y creo que si duele tanto, es porque para mí no es sano dejar
a los cachorros tan pequeños. A la mayoría de las mujeres nos tienen
convencidas que si queremos dedicarnos a la maternidad por un tiempo estamos fracasando
y echando por la borda nuestros alcances profesionales, pero sinceramente ,
para mí esa es una visión sumamente patriarcal, de ver el éxito a través de la
lógica masculina.
Mientras no se
respeten nuestros derechos, anhelos y sentimientos, estamos muy lejos de
alcanzar igualdad ante la sociedad. Somos vulneradas en tantos puntos,
empezando por la falta de respeto a
nuestros derechos reproductivos, ok, el patriarcado quiere que traigamos hijos
al mundo, y una vez que los traemos, quieren que volvamos a ser parte de su
fuerza laboral, y si no, no servimos,
las isapres nos rechazan las licencias, los médicos nos tratan de locas, y los
hijos se crian con otras manos. No estamos tan lejos de parecernos a los
espartanos, y aún así ellos separaban a sus hijos de sus madres a los 7 años.
Estoy segura que cuando en algún futuro lejano vean lo que esta
época le hizo a los niños van a tomarse la cabeza a dos manos tratando de
entender que tipo de sociedad es la que pretendíamos formar. Por el momento, continuaré creyendo que otro mundo es posible.